Editor blog allercen, Autor en Consulta Alergia Barcelona

Diagnóstico y Tratamiento Enfermedades Alérgicas

• La alergia a los ácaros afecta a entre el 70% y el 80% de los niños que viven en zonas costeras.

• La sensibilización a hongos y ácaros puede dar origen a síntomas de asma, rinitis, conjuntivitis y dermatitis atópica.

• El tratamiento conlleva medidas ambientales, como la evitación de alérgenos procedentes del polvo, y medidas farmacológicas, como la inmunoterapia específica.

Las especies más relevantes en las casas y que producen mayores síntomas en los pacientes son Dermatophagoides Pteronyssinus y Dermatophagoides Farinae. Se alimentan principalmente de escamas humanas por lo que tienden a encontrarse en lugares donde abunde esta comida (colchones, almohadas, mantas, edredones, pelo…) Otras especies de ácaros (Tyrophagus, Lepidoglyphus, Glycyphagus…) conocidas como “ácaros de almacén” se alimentan de restos orgánicos, hongos, por lo que es fácil encontrarlas en despensas, cocinas, o en el suelo. “Los ácaros pueden provocar alergia en toda la Región, aunque lo hacen principalmente en las zonas costeras por la mayor humedad ambiental. Con niveles por debajo del 60% no se desarrollan y el calor de los meses de verano dificulta su supervivencia, explica el especialista. Por este motivo, excepto en verano, época en la que los pacientes mejoran, los ácaros producen síntomas durante todo el año”. Existen medidas ambientales de evitación y medidas farmacológicas para combatir la alergia a ácaros y hongos.

. Consejos para disminuir la exposición a ácaros Algunas medidas de desalergenización de ácaros en el domicilio son:

• Ventilar bien la casa y mantenerla a temperatura algo baja y seca. Evitar humedades.

• No sobrecargar la decoración de espacios y eliminar moquetas, alfombras, cortinas, mantas de lana y edredones de plumas. Son zonas en las debe evitarse la acumulación de polvo.

• Limpiar el polvo con trapos húmedos y utilizar aspiradoras de agua o con filtro HEPA (High Efficiency Particulate Air) como mínimo una vez por semana incluyendo colchones, almohadas, libros…

• Evitar animales de pelo o plumas en el domicilio. También peluches y muebles tapizados.

• Lavar la ropa de cama a menudo y a altas temperaturas.

La humedad y los hongos

Los hongos son organismos microscópicos que crecen en lugares húmedos y que pueden causar alergias en el aparato respiratorio. Las esporas son unas partículas que generan los hongos y que se encuentran en el aire, en mayor o menor concentración dependiendo de la zona, la humedad ambiental, la proximidad al mar o humedales, la estación del año, etcétera. El doctor Miralles detalla que “en la Región de Murcia, los hongos son causa de alergia tanto en la zona de Murcia capital y en la huerta como en zonas costeras, aunque son más relevantes en estas últimas debido a la mayor humedad. Además, en general, las personas alérgicas a hongos suelen estar peor en las épocas de cambio estacional”. Las principales especies de hongos productoras de alergia son Alternaria alternata, Aspergillus fumigatus, Cladosporium herbarum y Penicillium chrysogenum. Algunos presentan elevada tendencia para producir asma bronquial e incluso pueden ser factor de riesgo para desarrollar un asma grave.

Recomendaciones para pacientes alérgicos a hongos

• Evitar humedades en paredes y ventanas aireando las habitaciones y usando filtros en el aire acondicionado.

• No guardar ropa o calzado húmedo en armarios o zonas con poca ventilación.

• Limpiar regularmente la nevera y no dejar alimentos fuera del frigorífico mucho tiempo.

• Eliminar la basura rápidamente, no tener plantas de interior, emplear pinturas fungicidas, etcétera.

• Es recomendable habitar viviendas soleadas, lejanas a zonas costeras, ríos, lagos y bosques.

• Evitar salidas al campo en los días húmedos y lluviosos.

• No visitar graneros, bodegas ni sótanos.

• No segar el césped, evitar el contacto con vegetación muerta o en descomposición y no mover hojas secas en el suelo.

Fuente. Sociedad Española de Alergia e Inmunologia Clinica

 

 

El término ojo rojo engloba una serie de patologías oculares referidas al enrojecimiento de la superficie anterior del ojo. Se trata de una causa frecuente de consulta, y no solo al oftalmólogo. Su manejo supone en muchas ocasiones un verdadero reto diagnóstico. Es importante diferenciar las formas más frecuentes de ojo rojo, secundarias a vasodilatación conjuntival, de aquellas formas menos frecuentes en las que subyacen otros mecanismos (hemorragia subconjuntival en el hiposfagma, inflamación epiescleral y escleral en la epiescleritis y escleritis o estasis venosa en casos de dificultad del retorno venoso). Una vez hecho ese primer diagnóstico diferencial, debemos distinguir dos formas fundamentales de ojo rojo, según exista o no dolor. La causa más frecuente de ojo rojo no doloroso son las conjuntivitis, en las que aparecen diversas molestias, de tipo escozor, picor o sensación de arenilla, pero no verdadero dolor. Junto al ojo rojo, la característica más típica de la conjuntivitis es la presencia de secreción, en cantidad y consistencia variable según sea la causa desencadenante del cuadro. Las formas infecciosas (bacterianas y virales) presentan secreción mucopurulenta, con algunos signos típicos que permiten su diferenciación. Las formas alérgicas presentan típicamente picor y quemosis conjuntival, con secreción mucoide filamentosa. Hay formas de alergia con entidad propia, como la queratoconjuntivitis vernal y la atópica. Existen otras formas de ojo rojo no doloroso, generalmente con enrojecimiento localizado, como son el pterigium o la flictena conjuntival. Son tres los cuadros clínicos fundamentales que provocan un ojo rojo doloroso: el glaucoma agudo, la uveítis y la queratitis. Cada uno presenta una serie de signos y síntomas característicos que permiten su diagnóstico diferencial y manejo por el especialista. En nuestro centro atendemos a todo tipo de alergias